Foto: Cuartoscuro
El avance tecnológico en los últimos años ha transformado la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo.
Los teléfonos inteligentes se han convertido en una herramienta indispensable, revolucionando la comunicación, el trabajo y el entretenimiento.
Hoy en día, es raro encontrar a alguien que no posea un “smartphone”, y la rápida evolución de las tecnologías móviles ha establecido un estándar en el que los dispositivos se renuevan constantemente con características innovadoras.
Sin embargo, este ritmo acelerado de innovación tecnológica también ha dado lugar a un fenómeno preocupante: el consumo voraz de dispositivos electrónicos.
Este comportamiento, motivado en parte por el deseo de mantenerse a la vanguardia y por la obsolescencia programada, ha generado un impacto ambiental significativo.
Cambiar de teléfono móvil incluso cuando el actual aún funciona es una práctica cada vez más común que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta tendencia.
29% de los mexicanos cambia su celular aunque funcione
De acuerdo con una encuesta realizada por Statista Consumer Insights, uno de cada tres mexicanos decide adquirir un nuevo teléfono móvil a pesar de que su modelo actual sigue en condiciones operativas.
Este dato pone a México en una posición intermedia entre los países analizados.
El estudio, llevado a cabo entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, abarcó a más de 2,000 encuestados en diversos países de entre 18 y 64 años.
China lidera esta tendencia, con un 36% de los encuestados que que renueva sus dispositivos. Le sigue Brasil con un 33%.
Por su parte, Alemania y el Reino Unido comparten un porcentaje del 31%, mientras que España registra un 30%.
En contraste, Francia es el país con la menor incidencia en este hábito, alcanzando solo un 22%.
Impacto ambiental y críticas a la práctica
Esta tendencia ha sido objeto de críticas debido a sus implicaciones ambientales.
La fabricación de dispositivos electrónicos requiere la extracción de materias primas valiosas, lo que contribuye a la degradación ambiental.
Además, la disposición de los dispositivos desechados plantea desafíos significativos en la gestión de residuos electrónicos, una problemática que sigue en crecimiento.
El llamado a la conciencia ambiental busca fomentar prácticas más sostenibles, como la reutilización de dispositivos y la reparación en lugar de la sustitución inmediata.
De esta manera, tanto consumidores como fabricantes pueden contribuir a mitigar el impacto ambiental asociado con este fenómeno de consumo tecnológico.