
Foto: Vatican News
El Cónclave se llevará a cabo este miércoles 7 de mayo en donde se elegirá al nuevo Sumo Pontífice
Este miércoles 7 de mayo, más de un centenar de cardenales se reunirán en la sede de la Capilla Sixtina del Vaticano para elegir al sucesor del fallecido Papa Francisco.
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Para el cargo hay 9 posibles sucesores, de los cuales uno deberá ser electo para estar al frente del Vaticano y ser el líder de la Iglesia Católica; para ello, se celebrará el llamado Cónclave.
Los papas han sido electos desde el siglo XI, pero fue en 1276 la primera vez que se utilizó la palabra Cónclave (con llave) pues los cardenales se encierran hasta designar al nuevo líder de la Iglesia católica.
Al ser a puerta cerrada, se trata de una reunión secreta entre los cardenales, sin embargo es un proceso ya conocido. Te contamos cómo se desarrollará.
Para el desarrollo del Cónclave, dirigido por el decano del Colegio Cardenalicio, los 135 cardenales (menores de 80 años) deberán reunirse en la Capilla Sixtina.
Antes de encerrarse, deberán jurar y guardar secreto: “Y yo, (nombre) Cardenal (apellido), prometo, me comprometo y juro. Que Dios y estos Santos Evangelios, que toco con mi mano, me ayuden.” Tras esto se da la orden “Extra omnes”, que quiere decir “todos los no involucrados, fuera”.
Para el proceso de votación, nueve cardenales son elegidos al azar para desempeñar las siguientes tareas:
Para el proceso de emisión del voto, se entrega una papeleta a cada cardenal con la leyenda en latín “Elijo como Sumo Pontífice a…” donde deberá escribir el nombre de su elección.
Por orden de antigüedad, cada cardenal camina hacia el altar con su papeleta doblada y al depositar su voto en la urna, declarará: “Pongo como testigo a Cristo el Señor, quien será mi juez, que mi voto es dado a aquel que, ante Dios, creo que debe ser elegido”.
Con todos los votos en la urna, las papeletas son extraídas por los tres escrutadores. El tercero leerá el resultado en voz alta y lo anotará, mientras la perfora con una aguja e hilo y la asegura con el resto.
Terminada la lectura de los votos y con las papeletas atadas, se colocan en una urna para ser quemadas.
Dependiendo del resultado, se emitirá una señal de humo con las papeletas quemadas que, dependiendo su color, indicará el resultado de la votación:
En caso de que el resultado sea humo negro, pueden haber hasta cuatro votaciones al día (dos por la mañana y dos por la tarde). Si persiste el estancamiento, y de acuerdo con el consenso de los cardenales, se puede optar por votar entre los dos candidatos más votados y decidir por una mayoría simple.
Tras llegar a un consenso, el decano pregunta a la persona elegida si acepta el cargo y el nombre papal que quiera utilizar.
De aceptar, el nuevo papa pasa a la Sala de las Lágrimas (junto a la Capilla Sixtina) para cambiar sus vestiduras cardenalicias por las papales y rezar un pasaje del Evangelio.
Una vez hecho esto, el cardenal protodiácono del Colegio Cardenalicio aparecerá en el balcón de la Basílica de San Pedro y anuncia en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum; Habemus Papam!” (¡Les anuncio una gran alegría: tenemos papa!).
Así, dirá el nombre del nuevo papa y aparecerá en el balcón para ofrecer su primera bendición: “Urbi et orbi”, es decir “A la ciudad y al mundo”.
De este modo, concluirá el Cónclave e iniciará un nuevo período papal.