
Foto: especial
Le preguntamos a las personas cuáles consideran que son los principales factores que frenan el desarrollo de México.
Todos los días escuchamos en el discurso oficial que México es un país en crecimiento constante, una potencia mundial. Sin embargo, la mayoría de las personas en la vida cotidiana todavía perciben que muchas situaciones todavía mantienen al país lejos de alcanzar su máximo potencial. Por eso, le preguntamos a las personas cuáles consideran que son los principales factores que frenan el desarrollo de México.
Empezamos por pedirle a las mexicanas y los mexicanos que nos dijeran, en su opinión, qué nos impide crecer como país. Más de 55% mencionaron que la inseguridad es el principal obstáculo para el crecimiento. En segundo lugar, cerca de 20% mencionaron la corrupción. En tercer sitio, 15% de los encuestados señalaron a la mala provisión de servicios públicos. En cuarto lugar, 7.4% de las personas destacaron la fatla de oportunidades.
Para completar el top cinco, 2.4% de las personas mencionaron que la falta de libertad de expresión impide el crecimiento de México. Después de identificar los principales obstáculos para que México y los mexicanos desarrollen todo su potencial, ahondamos en cada uno de ellos. Con respecto a la inseguridad, le preguntamos a las personas si en su entorno se vive un ambiente de seguridad o inseguridad; 63.8% respondieron inseguridad. Lamentablemente, los encuestados señalaron que el miedo organiza sus vidas, pues no hay protección ni justicia y el gobierno no aparece cuando se le necesita: este miedo condiciona horarios, rutas, hábitos.
La corrupción aparece como la segunda barrera más grande para crecer. 75.5% de las mexicanas y mexicanos que aseguran que las autoridades actúan con deshonestidad. Lejos de entenderse como un problema de élites o de altos funcionarios, la corrupción se vive a nivel personal y cotidiano: desde la mordida hasta la omisión deliberada. Esta realidad deja claro que el gobierno falla y muchas veces exige sobornos para hacer su trabajo.
En tercer lugar, los servicios públicos reflejan un Estado ausente o ineficiente. Aunque 53.7% dice que funcionan bien, la mitad del país vive experiencias que contradicen esa visión: fallas en la electricidad, basura sin recoger, calles rotas y falta de agua. Esta percepción de abandono institucional refuerza la idea de que se paga por derechos y servicios que no se proveen ni se garantizan, lo que afecta aún más la confianza en las instituciones.
La falta de oportunidades para progresar afecta a casi la mitad de las personas encuestadas (48.1%), y los testimonios reflejan un sentimiento de estancamiento estructural.
La idea de que “todo es para los mismos” muestra un país donde las conexiones personales son más importantes que el mérito, y donde muchos simplemente se rinden. Este sentimiento de desesperanza se ha normalizado entre quienes consideran que no tienen los contactos correctos para progresar.
Finalmente, la libertad de expresión se vive más como una ilusión que como un derecho. 76.7% de los encuestados percibe limitaciones para expresarse libremente en diferentes ámbitos por distintas razones: por miedo al gobierno, por temor al rechazo, al castigo laboral o incluso a represalias del crimen organizado. En muchos espacios, especialmente los digitales o familiares, la autocensura se ha vuelto una forma de supervivencia cotidiana.
Como podemos observar, lo que impide crecer a México no son problemas nuevos, pero sí cada vez más agobiantes para las personas. La inseguridad, la corrupción, los servicios públicos deficientes, la falta de oportunidades y la autocensura son problemas que se sienten en la vida diaria de millones de personas. Cada uno de estos factores, por separado, ya sería motivo de preocupación; juntos, forman un entramado que dificulta imaginar un futuro distinto. Lo más alarmante es que estas barreras se han normalizado: hemos aprendido a vivir con miedo, a pagar sobornos, a no esperar nada del gobierno, a callar y a resignarse. Sin embargo, la demanda es clara: los ciudadanos no estamos pidiendo privilegios, estamos exigiendo lo mínimo. El país no podrá avanzar mientras lo básico siga siendo un lujo.