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Día de Muertos: Tradición y Significado Cultural

El Día de Muertos se ha posicionado como una de las tradiciones más emblemáticas, queridas y admiradas, convirtiéndose en una tradición que ha traspasado fronteras.

Gráfico de Research Land del Día de Muertos

Foto: Research Land

Redacción  Polls MX

Redacción Polls MX

Publicada: oct 31 a las 13:27, 2025

El Día de Muertos se ha posicionado como una de las tradiciones más emblemáticas, queridas y admiradas, no sólo en México, esta tradición ha traspasado fronteras, incluso ha sido reconocida por la UNESCO desde 2003 como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta tradición conserva en México una relevancia social y emocional notable.

La mayoría de la población no sólo conoce ese distintivo, sino que lo valora con fuerza: 73% lo califica como “muy importante”, 18% como “algo importante”, y apenas 5% y 4% lo consideran “poco” o “nada importante” respectivamente. Esa contundente valoración sitúa la festividad no como una curiosidad turística sino como un componente central de la identidad cultural nacional.

Día de Muertos

Foto: Research Land

Al indagar sobre lo esencial de la fecha, la respuesta no sorprende: honrar a nuestros muertos (50%). Le siguen la preservación de costumbres y tradiciones (23%), el fortalecimiento de los lazos familiares (14%) y la reflexión sobre la vida y la muerte (10%); apenas 3% respondió “no saber”.

Día de Muertos

Foto: Research Land

Esta jerarquía muestra que, en la percepción social, el ritual tiene prioritaria función conmemorativa antes que turística o simbólica: el sentido comunitario y afectivo es dominante.

Sobre las prácticas que “no podrían faltar” para experimentar el espíritu festivo, poner la ofrenda en casa (75%) encabeza con amplia mayoría; a continuación aparecen visitas al panteón (53%), la comida típica (38%), reunirse con familiares y/o amigos (35%), disfrazarse y salir a pedir “calaverita” y dulces (20%) y, en menor proporción, acudir a eventos masivos como desfilesy mega ofrendas (10%).

Día de Muertos

Foto: Research Land

La concentración del peso ritual en la ofrenda doméstica refuerza la idea de que el Día de Muertos es, ante todo, un acto íntimo y familiar, más que un espectáculo público. Al mismo tiempo, la menor proporción que asigna relevancia a eventos masivos revela que las grandes celebraciones —aunque visibles y mediáticas— no sustituyen la práctica privada y cotidiana del recuerdo.

Esto mismo se hace evidente, en la intención declarada detrás de montar ofrendas es igualmente homogénea: cerca de 8 de cada 10 personas colocan la ofrenda como forma de honrar a los difuntos, una afirmación que se corresponde con la alta proporción que prioriza esta práctica (75%).

En cuanto a las emociones que provoca la fecha, la nostalgia o tristeza encabeza con 53%, seguida por la reflexión (18%), el orgullo (15%), y niveles menores de ilusión/entusiasmo o de “ningún sentimiento en particular” (ambos en 7%).

Día de Muertos

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La combinación de nostalgia mayoritaria y un alto interés por el homenaje muestra que la festividad funciona como un espacio de memoria colectiva: no se trata solo de celebración, sino de un ejercicio de contemplación que remite a vínculos afectivos y a la identidad.

En lo que respecta a popularidad del día de muertos y la “mercantilización” de esta fecha: 60% de las personasconsidera que la festividad está “muy” mercantilizada, 25% dice “algo”, 12% “poco” y solo 3% “nada”.

Día de Muertos

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Esta percepción masiva de mercantilización —más allá de la inevitable presencia turística— plantea dos tensiones: por un lado, el riesgo de que el consumo y la fama eclipse el sentido ritual; por otro, la posibilidad de que la visibilidad internacional potencie actividades económicas, enfocadas en el turismo en comunidades en las cuales la tradición, los saberes y oficios tradicionales están mucho mas marcados.

La clave está en cómo las comunidades y las políticas públicas gestionen esa tensión para que los beneficios económicos no sacrifiquen el contenido simbólico esencial y el respeto hacia las tradiciones y creencias de las comunidades.

El diagnóstico es claro: el Día de Muertos conserva su centralidad afectiva y ritual en México. La ofrenda doméstica, el homenaje a los muertos y la nostalgia colectiva sostienen la vigencia de la festividad. Al mismo tiempo, la percepción mayoritaria de que la celebración está fuertemente mercantilizada plantea un desafío —y una oportunidad— para agentes culturales, autoridades locales y comunidades: proteger el sentido y la autoría de la tradición, garantizando que la actividad turística y comercial no despoje a las comunidades de su patrimonio intangible.

En años recientes, se ha dado una apertura masiva al publico internacional sobre esta tradición. Mediante el estreno de películas como “James Bond: Specte” o “Coco”, nuevas tradiciones nacionales, como el “Desfile de Día de muertos” “Desfile de las Catrinas” o los “Cráneos Monumentales” realizado en la ciudad de México han logrado captar la atención de publico internacional, mismo que se ha mostrado interesado en conocer las tradiciones en pueblos y lugares más remotos, en donde las celebraciones son más intimas; pero no por ello menos interesantes.

Si se busca una política pública o comunitaria eficaz, las cifras indican dos prioridades: (1) fortalecer la transmisión intergeneracional de saberes y prácticas relacionadas con la ofrenda y el panteón; y (2) diseñar mecanismos que canalicen los beneficios económicos hacia quienes preservan la tradición, con medidas que eviten la banalización del ritual. De ese modo, la festividad podrá seguir siendo simultáneamente patrimonio, memoria y sustento, sin que el mercado borre su sentido.