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Research Land

Evolución del entretenimiento en la era digital

En esta ocasión, analizamos cómo los contenidos streaming están ganando terreno a la televisión tradicional.

Research Land habla del entretenimiento en la era digital

Foto: Research Land

Redacción  Polls MX

Redacción Polls MX

Publicada: ago 01 a las 18:14, 2025

Por años, la televisión abierta fue el centro del entretenimiento de los mexicanos. Las familias se reunían frente al televisor en horarios definidos, atentos a las telenovelas, los noticiarios y los partidos de fútbol. Pero hoy, en pleno 2025, esa imagen parece casi arqueológica.

Al adentrarse en los hábitos actuales de consumo audiovisual, el entretenimiento mexicano ha mutado profundamente: ahora gira en torno al streaming, la inmediatez, y la personalización. Y aunque la TV tradicional sigue resistiendo, su reinado ya no es el mismo.

Los datos más recientes muestran que la televisión abierta aún es considerada relevante por el 47% de los mexicanos, especialmente por quienes afirman que “se adapta a las nuevas audiencias”. Sin embargo, una cuarta parte (25%) considera que ya no es relevante, y un 28% la reserva únicamente para eventos en vivo como deportes o noticias importantes.

El contraste generacional es evidente: los mayores de 55 años aún ven valor en la TV tradicional, mientras que los jóvenes de entre 18 y 25 años, ya no le encuentran utilidad más allá de lo inevitablemente en vivo.

Ver televisión ya no es una rutina fija. Hoy, el 79% de los usuarios prefiere usar plataformas de streaming cuando se estrena una serie, el 71% cuando se lanza una película, y el 64% para ver documentales. Incluso los reality shows, tradicionalmente vinculados con la televisión, son preferidos en streaming por el 46% de los usuarios. ¿El único terreno que la TV abierta mantiene parcialmente? Los eventos en vivo, donde aún es la opción principal para 47% de los usuarios, aunque la ventaja no es amplia, ya que 34% de los interesados prefieren ver estos eventos en plataformas digitales.

Esta cifra no es menor. En un país donde el futbol y las noticias son rituales colectivos, que casi la mitad prefiera la transmisión por plataformas indica que el dominio histórico de la TV se está debilitando. Más aún si consideramos que un 18% declara que le es indistinto el medio. La fidelidad a la televisión tradicional ha sido reemplazada por la conveniencia, la calidad de señal, la posibilidad de repetir, pausar o retroceder.

Curiosamente, las telenovelas siguen siendo el principal motivo para encender la televisión tradicional, especialmente entre públicos mayores y sectores socioeconómicos medios y bajos. Esta persistencia no es trivial. Las telenovelas representan una forma narrativa cercana, accesible y emocionalmente reconocible. Son, en muchos sentidos, el último bastión de la televisión abierta, una expresión de la memoria colectiva del entretenimiento en México.

En contraste, los jóvenes optan por narrativas más globales, por el formato corto, por las miniseries intensas y los documentales de temas sociales o crimen real. Hay una transformación clara en los códigos culturales del entretenimiento, donde lo local compite con lo global y lo familiar con lo viral.

El cómo y dónde se consume el contenido también ha cambiado. Aunque tanto las plataformas de streaming como la TV se ven principalmente en Smart TV (66%), los dispositivos móviles ganan terreno: 24% ve contenidos en el celular y 8% en computadora. Entre los jóvenes de 18 a 25 años, y en regiones como el occidente y el centro del país, el celular ya no es un recurso secundario, sino la pantalla principal.

Esto implica nuevas formas de sintonizar: se ha perdido la tradición de reunirse frente a la sala familiar a ver el programa de moda. Ahora el entretenimiento es personal, portátil y privado. Se ve mientras se viaja, mientras se come o mientras se trabaja. Esta fragmentación de los tiempos de consumo está redefiniendo los formatos, las duraciones y hasta los géneros de producción.

La abundancia de plataformas no ha resuelto un viejo problema: ¿qué pasa cuando no se encuentra lo que se quiere ver? El 41% de los usuarios acude a páginas como YouTube, el 19% le pide la cuenta a un amigo o familiar, y el 15% utiliza medios alternativos —una categoría que bien podría ser un guiño para decir “piratería digital”. Solo un 15% desiste de ver algo, mientras que una pequeña porción (9%) decide navegar en las recomendaciones de contenido para ver algún video o programa similar. Esto demuestra que el deseo de consumo es más fuerte que las barreras económicas o tecnológicas, y que el público está dispuesto a encontrar caminos alternos para satisfacer su demanda.

También revela que, pese a la multiplicidad de opciones, la fragmentación del contenido ha generado frustración. Lo que antes estaba centralizado en un solo canal ahora se dispersa entre suscripciones, exclusividades y catálogos que obligan al usuario a decidir entre pagar más para tener acceso a todo el contenido exclusivo o buscar atajos.

El entretenimiento en México en 2025 no está en crisis, pero sí en mutación. Las plataformas digitales no solo han cambiado cómo se ve, sino cuándo, dónde, con quién y para qué. La televisión abierta resiste, pero ya no define la conversación cultural. El espectador mexicano ha dejado de ser pasivo: ahora exige, selecciona, compara y, cuando es necesario, se salta las reglas.

El reto para la industria es monumental: generar contenido que no solo se adapte a los nuevos formatos, sino que mantenga identidad y relevancia local. Porque más allá del algoritmo, lo que define al entretenimiento es su capacidad de contar historias que nos importen.

En ese cruce entre modernidad tecnológica y herencia cultural, México está escribiendo un nuevo capítulo de su relación con la pantalla. Uno en el que la televisión ya no es la reina, pero aún no ha sido destronada.